Ana Cristina Alvarado
Redactora
Este contenido ha sido publicado originalmente por Diario EL COMERCIO en la siguiente dirección: http://www.elcomercio.com/tendencias/salasakas-proyecto-artesanias-crisis-economia.html. Si está pensando en hacer uso del mismo, por favor, cite la fuente y haga un enlace hacia la nota original de donde usted ha tomado este contenido. ElComercio.com
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“Tratamos de decirle a la gente que todavía estamos aquí, que hemos sobrevivido a los problemas de la globalización”, dice Jerez. Para lograr la trascendencia del patrimonio Salasaka se creó este programa, que capacita a personas vinculadas al sector turístico.
Los sábados, de 15:00 a 18:00, unos 10 jóvenes se reúnen en las instalaciones del Museo Salasaka. Entre ellos están: Wilma Jerez, quien diseña sandalias junto a su tío; Sisa Chango borda blusas; Inés Masaquiza confecciona y borda pantalones junto a su padre; Lenin Masaquiza hace pulseras y collares con motivos autóctonos; y Darío Masaquiza elabora, junto con su madre, bayetas, anacos
y ponchos.
Los miembros del programa aprovechan los encuentros para hablar sobre identidad y reconocer las fortalezas y debilidades de los salasakas.
Emprendedores de este pueblo, que se asienta en Tungurahua, han apoyado al grupo. Una de las charlas, por ejemplo, trató sobre los problemas migratorios de la comunidad. Rufino Masaquiza, director de la Escuela Katitawa; Manuel Masaquiza, del taller de instrumentos musicales autóctonos, y Washington Masaquiza, del taller de bordados autóctonos de la comunidad, fueron los expositores.
La emigración, debido a las crisis económicas del país, ha sido una de las razones por las que se han perdido las tradiciones. Al ser los hombres quienes en su mayoría viajaron al exterior, se rompió la transmisión de saberes de padres a hijos. Entonces, disminuyeron los productos elaborados por hombres, como los tapices.
Gracias al proyecto, se retoman estas relaciones donde los jóvenes buscan la asesoría de los mayores. Jérez y su padre retomaron el aprendizaje del tejido de tapices.
También se gestionan talleres académicos. Han invitado
a catedráticos como David Lansdale, director de la Fundación Beyond Chacay y profesor de emprendimiento en la USFQ, quien habló sobre innovación disruptiva. Entre otros, han recibido clases de inglés de parte de voluntarios del programa de estudiantes internacionales de la USFQ y talleres de modelos de negocios a cargo de Nanki Saant, vicepresidente de la Asociación de Emprendedores Ecuatorianos.
Al final del programa, los participantes crearán una feria donde mostrarán los conocimientos aplicados a sus productos. A largo plazo, se busca abrir mercados para las artesanías salasakas, tanto a escala nacional como internacional.
Los sábados, de 15:00 a 18:00, unos 10 jóvenes se reúnen en las instalaciones del Museo Salasaka. Entre ellos están: Wilma Jerez, quien diseña sandalias junto a su tío; Sisa Chango borda blusas; Inés Masaquiza confecciona y borda pantalones junto a su padre; Lenin Masaquiza hace pulseras y collares con motivos autóctonos; y Darío Masaquiza elabora, junto con su madre, bayetas, anacos
y ponchos.
Los miembros del programa aprovechan los encuentros para hablar sobre identidad y reconocer las fortalezas y debilidades de los salasakas.
Emprendedores de este pueblo, que se asienta en Tungurahua, han apoyado al grupo. Una de las charlas, por ejemplo, trató sobre los problemas migratorios de la comunidad. Rufino Masaquiza, director de la Escuela Katitawa; Manuel Masaquiza, del taller de instrumentos musicales autóctonos, y Washington Masaquiza, del taller de bordados autóctonos de la comunidad, fueron los expositores.
La emigración, debido a las crisis económicas del país, ha sido una de las razones por las que se han perdido las tradiciones. Al ser los hombres quienes en su mayoría viajaron al exterior, se rompió la transmisión de saberes de padres a hijos. Entonces, disminuyeron los productos elaborados por hombres, como los tapices.
Gracias al proyecto, se retoman estas relaciones donde los jóvenes buscan la asesoría de los mayores. Jérez y su padre retomaron el aprendizaje del tejido de tapices.
También se gestionan talleres académicos. Han invitado
a catedráticos como David Lansdale, director de la Fundación Beyond Chacay y profesor de emprendimiento en la USFQ, quien habló sobre innovación disruptiva. Entre otros, han recibido clases de inglés de parte de voluntarios del programa de estudiantes internacionales de la USFQ y talleres de modelos de negocios a cargo de Nanki Saant, vicepresidente de la Asociación de Emprendedores Ecuatorianos.
Al final del programa, los participantes crearán una feria donde mostrarán los conocimientos aplicados a sus productos. A largo plazo, se busca abrir mercados para las artesanías salasakas, tanto a escala nacional como internacional.
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