Biblioteca Arroyo del Río, entre historia y leyes

Es un lugar donde es posible dar la vuelta a las páginas de la historia que marcó al país en temas jurídicos.

En un pequeño laberinto formado por libreros, reposan las primeras ediciones de libros jurídicos como el ‘Primer registro auténtico nacional’ o el ‘Código Civil’, impreso en 1860, un año antes de que entrara en vigencia. Ahí, en el interior de la sala Arroyo del Río de la biblioteca de la Universidad San Francisco de Quito (USFQ), es posible regresar el tiempo a través de la lectura, y dar una vuelta por la época en la que se publicaron estos tomos de importancia histórica.

Para saber quién fue su propietario a propósito del nombre que lleva el lugar, basta con levantar la tapa de uno de los textos para descubrir que pertenecieron al expresidente de la República Carlos Alberto Arroyo del Río, el mismo que fue un jurista reconocido y ávido lector.

En el mismo orden en el que solía tenerlos su propietario están ubicados los 6.780 ejemplares que formaban su colección personal. Para el decano del Colegio de Jurisprudencia, Farith Simon, hay dos razones por las cuales la colección es sumamente valiosa. Por un lado, “a partir de los textos se podría reconstruir la historia jurídica, no solo de Ecuador, sino también de América Latina”; y por el otro, “el personaje al que pertenecieron forma parte de la historia del país y su trayectoria”.


Hojeada al pasado

La recopilación de libros fue entregada en comodato por el nieto del ex primer mandatario, Carlos Alberto del Río Berdelli, a la universidad en 2009. A partir de entonces, las obras empezaron a llegar y se les destinó un lugar privilegiado.

En la biblioteca se los dispuso en cuatro grandes secciones. La más extensa es la de jurisprudencia, seguida por las de literatura, diccionarios y enciclopedias y temas varios. Cada una tiene sus tesoros y su propia historia.

Con solo realizar una revisión rápida a los anaqueles, se puede tropezar con ediciones anteriores a 1900 de libros clásicos de Saavedra y Kafka o compendios de historia del periodismo ecuatoriano impresos en 1909.


Además del contenido de cada uno, “los libros dicen mucho de quién era su propietario”, opina Simon y explica que Arroyo del Río tenía la costumbre de subrayar y hacer anotaciones en las páginas, lo que muestra “que trabajaba las obras y las estudiaba en detalle”.

Como parte de la colección, la familia también puso a disposición de la universidad los libreros y la mesa de trabajo que formaban parte de la biblioteca. Todos estos elementos están marcados también por la historia, pues se sabe que fueron incautados por algunos años y el expresidente tuvo que recuperarlos en una disputa legal.


 

ESPACIO. Los muebles originales de Arrollo del Río también forman parte de la recreación de la biblioteca.

Guía de tesoros

Desde que llegaron a las instalaciones, los encargados de catalogar y ordenar los ejemplares de la colección no han dejado de sorprenderse con cada uno de los títulos que han encontrado. A pesar de que algunos de los libros muestran deterioro, “después de una evaluación inicial se determinó que estaban en buenas condiciones para usarse y que quienes los embodegaron habían hecho un buen trabajo”, explica el director de la biblioteca, Fernando Pinto.

A manera de anécdota, Pinto cuenta que entre la sección de literatura encontraron una guía para hallar tesoros. Se trataba de un libro de historia de la literatura ecuatoriana desde que llegó la imprenta al país y que reunía todos los títulos de los textos que se habían impreso desde entonces.

A partir de eso, pudieron ubicar las “obras de mayor importancia, publicadas no solo por editoriales privadas sino también por el estado y los jesuitas”, cuenta el director quien cedió su oficina para que la colección tuviera más espacio.

Si alguien en ese lugar conoce cada uno de los ejemplares es el encargado de la catalogación, Orlando Bracho, quien desde el inicio estuvo involucrado en el proyecto. El proceso del que es responsable consiste en leer título por título y extraer las materias que contiene cada obra para ingresarlas en el sistema búsqueda de la biblioteca.

La catalogación aún está en un 10% del total debido a la cantidad de textos. Sin embargo, él los ha visto todos y el nombre que primero llega a su mente es el del ‘Primer Registro Auténtico’ que es muy importante para la historia del país. (PCV)
 
 
 
 
MARCA. La firma del expresidente es una de las características que cuenta la historia y le da valor a la colección.


LA CIFRA

6.780
ejemplares componen la colección.






Referente para investigadores

La colección de obras está disponible para quienes investigan temas relacionados con el derecho, su historia e implementación. A pesar de que el 29 de abril se llevó a cabo la apertura al público, Farith Simon, menciona que “no son libros de uso diario sino que están dirigidos a los investigadores del país”.


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