Son las de las poblaciones mestiza (71,9%), blanca (6,1%), afroecuatoriana (7,2%), montubia (7,4%) e indígena (6,1%) y aunque esta última estadísticamente represente la gran minoría, al menos considerando los datos del censo del 2010, es la que mayoritariamente protagonizó la lucha mediante la cual se alcanzó esa reivindicación. David Romo, director del Programa de Diversidad Étnica de la Universidad San Francisco de Quito, considera que “los que vienen muchísimo más atrás en conquistas y luchas han sido los grupos afros y, los pueblos montubios, menos todavía”. Fernando García, profesor investigador de Interculturalidad, Estado y Etnicidad en Flacso Ecuador, destaca que en la Constituyente del 98 también se aprobaron los derechos para los pueblos afro, a partir de lo cual han tenido una participación activa en la vida política.
En el país, antes de la Reforma Agraria de 1964, preponderaba la ideología del blanqueamiento, es decir, la idea de no ser indígena, sostiene Florencio Delgado, antropólogo y director del Centro de Investigaciones Socioculturales de la USFQ.
Esto se revierte cuando los indígenas comienzan a organizarse liderados por personajes como Dolores Cacuango, quien ante los abusos y la explotación de sus ‘patronos’ en un huasipungo, gestó las primeras luchas para exigir el respeto a los indígenas y abolir ese sistema de esclavitud.
Pero aunque en los setenta (ya retornada la democracia) y los ochenta otros procesos le fueron dando forma a la transformación de las estructuras jurídicas, políticas y sociales del Ecuador, no fue sino hasta 1990 que el primer levantamiento indígena marca la pauta que derivó a que en 1998 el país tome la orientación constitucional de convertirse en un Estado pluricultural y multiétnico. Y luego, en la Constitución de 2008, adoptó el carácter de plurinacional y intercultural, una idea que plantea posible “construir una sociedad que nos una manteniendo las diferencias”, sostiene Delgado.
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