Cuenca se conecta con el jazz

La atmósfera de esta noche podría ser la atmósfera de cualquier noche neoyorkina: el contrabajo fusionándose con la batería, el piano y la trompeta; una luz tenue amarilla filtrándose en el vidrio de una copa de vino tinto; amantes de la música y uno que otro melómano cenando pasta y pizza en tanto, embrujados, disfrutan del jazz en el segundo piso de uno de los restaurantes de la ciudad.

Fecha de Publicación: 2016-10-03 00:00

Hasta hace una década en Cuenca el jazz era un género e incluso un término ajeno al lenguaje del común de los mortales nacidos en la urbe. No sonaba en las radios, no había conciertos, era raro o difícil encontrar un disco compacto en las disqueras. La única forma de escuchar una canción de alguno de los grandes intérpretes que el mundo ha dado en el curso de la historia era en Internet.
Otra forma de conectarse con el género era conversando o escuchando los discos que los amigos o familiares traían de sus viajes por Estados Unidos, Europa o países latinoamericanos como Brasil, Chile y Argentina, en donde la cultura del jazz se ha sembrado hace tiempos.
En los últimos años Cuenca ha recibido una ola inmigratoria sin precedentes y que, entre otras cosas, trajo con su gente nuevas manifestaciones culturales y  diferentes maneras de pensar y ver las cosas. De forma paralela, durante este tiempo también se ha dado el auge de la revolución tecnológica, algo que ha permitido conectarse con géneros de música y cine originados en otros lugares del planeta.
El género nació a finales del siglo XIX y se popularizó progresivamente desde 1920 sobre todo en Estados Unidos y Europa, pero en Cuenca las prácticas alrededor de él no pasan de los diez años.
Un buen día, a suerte de los amantes de la música, el jazz aterrizó e irrumpió en nuestra ciudad. Los movimientos o agrupaciones que se decantan por este género han aparecido y empiezan a diversificarse. Por eso hay desde un club de jazz, un emergente grupo universitario que comienza a incursionar en el medio artístico dedicado de lleno al género, hasta melómanos que incluyen en sus listas a históricos colosos como Billie Holiday, Louis Armstrong, Etta james o John Coltrane.
Ya no hace falta viajar a Estados Unidos, Europa, Brasil o Argentina para disfrutar de una velada de buen jazz con una copa de vino: solo hay que ir cualquier noche de miércoles a sábado a la Luis Cordero y Juan Jaramillo, a la Sociedad del Jazz Ecuador, hacer la opcional donación de cinco dólares y disfrutar cuatro horas de conciertos de este exquisito género.
Si en el Ecuador hay una sociedad del jazz, pues se encuentra en Cuenca. La idea nació del músico norteamericano Jim Gala, un jazzero de estirpe que eligió a la ciudad para continuar, para siempre, con su vida. Un día, mientras viajaba por Europa y Asia, sintió que era hora de hacer una pausa a su vida nómada y establecerse en algún lado, y entonces se acordó que alguna vez pasó por un “lugar hermoso, lleno de ríos y rico en arte”, así que se dijo a sí mismo: “Cuenca es ese lugar”.

 Espacio
Enamorado de la ciudad, ciertos espacios de la urbe le evocaban a Jim el Greenwich Villege, un vecindario con varios clubes de jazz en Nueva York y en donde él tocaba el piano. Como su pasión por el género debía continuar manifestándose de cualquier forma, hace cinco años decidió hacerlo de forma colectiva creando el primer movimiento oficial de jazz en la ciudad: Sociedad del Jazz Ecuador, que funciona en el segundo piso del restaurante italiano La Viña de miércoles a sábado de 18:30 a 22:30.
“Cuenca es rica en arte y cultura, pero le faltaba jazz, no había nada de jazz, así que pensé en nutrir esa cultura abriendo un espacio donde se pueda tocar y ver este género”, comenta Gala, quien es el pianista de “la banda de la casa”, como se denomina al grupo oficial de la sociedad que por lo general toca todas las semanas junto a otros grupos de la ciudad interesados en el género.
La Sociedad del Jazz Ecuador funciona en el segundo piso de La Viña, un lugar que el colectivo alquila y que se ha convertido en una plataforma para que artistas emergentes y consolidados locales, nacionales e internacionales presenten allí sus creaciones.
Yari Correa, directora del movimiento, refiere que hay dos aspectos que sugieren que el espacio se ha consolidados en el lustro que lleva siendo persistente: el progresivo incremento de espectadores y bandas que asisten cada semana. “Cada vez hay más personas y grupos que quieren tocar con nosotros. Del público yo diría que el 60 por ciento son extranjeros y el 40 por ciento personas de la ciudad”.
Posicionado en la ciudad como un lugar para escuchar jazz en vivo, en este tiempo han tocado allí bandas como La Orquesta Sinfónica de Cuenca, EAM Jazz Band, grupo de la Universidad de Cuenca, el grupo del Conservatorio José María Rodríguez, profesores de jazz de la Universidad San Francisco de Quito, entre otros.
Marcos Armendariz, de 19 años, disfruta de una de las presentaciones en la sala de conciertos de la sociedad durante una noche de viernes. Marcos, que ha ido con amigos y familiares, gusta del jazz desde hace diez años y ha encontrado en este un espacio para conectarse con uno de los géneros musicales que más disfruta. “Cuando me enteré de que en Cuenca se abrió un espacio para escuchar jazz me sorprendió, me gustó mucho la idea de que se pudiera escuchar buena música... vengo seguido”, comenta.

 Talento
Cuenca se ha involucrado tanto con el jazz que hoy también hay bandas locales. Una de ellas es EAM Jazz Band, grupo de la Universidad de Cuenca que se formó hace dos años bajo la batuta de Nelson Ortega, el director.
Ortega refiere que el grupo se creó como un proyecto de la Escuela de Artes Visuales de la Universidad de Cuenca, y en este tiempo, movidos también por la pasión a la música y al género, la propuesta se ha consolidado.
EAM Jazz Band, refiere Ortega, está influenciada “por la escuela clásica del jazz”, pero también hace jazz fusión, como buenos músicos contemporáneos, dado que se mezcla con ritmos latinos y música ecuatoriana, lo que desemboca en un subgénero también bastante sonado en la música del mundo: el latin jazz. “Ahora estamos preparando el primer disco de la banda con arreglos de los propios estudiantes”, dice Ortega.
Uno de los ocho integrantes de la banda es Leonardo Oña, un estudiante de Artes Visuales que se integró al proyecto este año. Él afirma que es emocionante ver cómo la banda ha evolucionado tanto en este tiempo luego de que se gestara hace dos años como una ilusión, como un proyecto de la escuela. “Iniciamos como un proyecto de artes visuales, yo me sumé el semestre anterior, ya somos ocho integrantes”, cuenta Oña.
La banda recibe invitaciones de forma permanente para tocar en la ciudad y en el Ecuador, y de a poco hace camino al andar en un ámbito prácticamente naciente en la urbe. Por eso EAM Jazz Band fue uno de los grupos invitados a la primera edición del Festival de Jazz y Música Contemporánea Cuenca que tuvo lugar entre el 15 y 24 de septiembre, donde tocó junto a bandas nacionales e internacionales.
Ese es otro síntoma y otro rasgo de que el jazz ha irrumpido, con progresiva fuerza, en la ciudad: nunca antes hubo un festival de jazz y menos aún bandas y espacios donde ver y tocar el género. (ARO) (I)


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