Ambientalistas observan ‘ínfima’ conciencia

 

Aunque las cifras oficiales son alentadoras, varios especialistas afirman que la conciencia ambiental en el país todavía es ínfima.

Juan Pablo Muñoz, catedrático de la Universidad San Francisco de Quito, considera firmemente que el nivel de separación adecuado de la basura es bajo.

“El problema es global y se propone que el reciclaje no es suficiente. Deja mucho que pensar si en ciudades tan grandes en el país como en Guayaquil, Quito; en la región Lima, Santiago, etc., el reciclaje es muy limitado o es inexistente”, indica.

 Además, sostiene que si no se trabaja para mejorar esta situación se observarán cambios bruscos, especialmente en el mar.

“Ocho millones de toneladas métricas de residuos plásticos entran en el océano cada año, sin mejoras en la gestión de residuos se pronostica que la cantidad acumulada de desechos plásticos que entran en el océano aumentará entre 50 y 100 veces más para 2025. Conjuntamente, nuevas investigaciones sugieren más plástico que peces en el océano para el 2050, microplásticos en la sal de mesa y la ingestión de plástico desde el plancton a las ballenas”, dice.

La ambientalista Melanie Valencia indica que se necesita transparencia en los procesos de clasificación de residuos. “Se debe incentivar la separación, que es el rol ciudadano, clarificando los procesos de reciclaje. Por ejemplo, mostrar cómo el reciclaje beneficia a la economía de los recicladores, en especial a las mujeres. Además, el efecto que tiene evitar que estos desechos lleguen al relleno sanitario o cómo se utilizan para la transformación de petroquímicos, principalmente el plástico y el cobre”, señala.

La ingeniera ambiental María José Ayala afirma que no se puede hablar de una cultura ambiental en el país.

“Hay sectores de la población que sí están informados y realizan separación de residuos en la fuente, pero es notorio que todavía falta para que haya una cultura de reciclaje. Falta educación, información y promoción de estos temas que nos afectan a todos día a día”, manifiesta.

Además, expresa que se debe “estrechar el vínculo humano, que los habitantes de un barrio sepan que reciclando ayudan a familias de bajos recursos y al ambiente”. (I)

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