El pasado viernes, 29 de mayo, la USFQ
realizó elecciones para designar al rector y vicerrector. En este
proceso electoral participaron con voto obligatorio los profesores, los
estudiantes desde segundo año y los trabajadores de la universidad. El
binomio Montúfar-Córdova (que fue el único que se
presentó para este proceso) obtuvo 3.482 votos de un total de 3.772. Se
registró una participación del 74% del padrón electoral.
Carlos Montúfar acompañó a Santiago Gantotena
en la creación de la USFQ en 1988, desde entonces ha sido uno de sus
directivos más visibles, además de profesor en el área de física.
La Ley Orgánica de Educación Superior establece
un periodo de 5 años para rectores y vicerrectores, con la opción a una
reelección. Además establece como requisitos poseer un título
universitario de cuarto nivel, publicaciones relevantes y experiencia en
docencia y gestión universitaria, entre otros.
Montúfar ha señalado, en una entrevista para Aula Magna, el periódico de la universidad, que “Santiago (Gangotena) se queda”, y ejercerá el cargo de Canciller de acuerdo a los nuevos estatutos. Un cargo que tiene como rol central “velar para que se mantenga la misión y visión de la universidad”.
El nuevo rector ha afirmado, además, que
participó en unas elecciones en las que no cree pues él está en contra
de que la política entre en la universidad y guarda la esperanza de que
una futura reforma a la Ley Orgánica de Educación Superior
restituya la autonomía universitaria en ese sentido. La idea
fundamental que ha dicho será la razón de ser de su cargo como rector es
la “defensa de las Artes Liberales”, que es el modelo
educativo que ha tenido la Universidad San Francisco desde sus orígenes y
que consiste en formar individuos integrales o generalistas
especializados, no especialistas.
Montúfar se dio tiempo para responder una pregunta a La República.EC, sobre su visión de la educación superior respecto de la formación del individuo libre.
Sr. Montúfar, ¿los profesionales deben formarse en función de las necesidades del país o de lo que libremente decidan estudiar?
– Lo último, sin duda. En un país en vías
de desarrollo la planificación de la educación es grave. Debemos
fomentar la investigación que al individuo le apasione, para empezar a
tener maza crítica de investigadores y profesionales en ciertas áreas.
El Estado no puede coartar a las universidades la libertad de que se
oferten todas las carreras y tampoco puede coartar al estudiante que
estudie algo que el país no piense que es de interés nacional. Yo soy
físico, ¿para qué le sirve al país hacer estudios de física en el CERN?
Pero no es ese el punto, sino que vamos formando investigadores y poco a
poco el cambio en la investigación se va dando. Es un proceso que
durará mínimo 50 años, pero está iniciado. El individuo tiene la
libertad de escoger, aunque sea equivocadamente, meterse a una carrera
que está saturada. El Estado puede decidir en las universidades publicas
no financiar ciertas carreras, pero el sistema debe ser abierto incluso
a nivel de la educación superior estatal. Abrir y cerrar carreras
conforme a las necesidades coyunturales de la época o de lo que ellos
predigan no es recomendable porque las condiciones pueden cambiar y el
mundo tecnológico y empresarial volverse impredecible. De pronto
formamos a un estudiante en una carrera que necesitamos hoy y tal vez en
10 años esa carrera es obsoleta.
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