Sumito Estévez se confiesa un chef enamorado de la cocina ecuatoriana

Ana Belén Veintimilla

El venezolano Sumito Estévez llegó al Ecuador por tres motivos: dictar charlas gastronómicas, conocer las Islas Galápagos y ser jurado de la Cena de la Rosa. Después de completar los dos primeros pasos reconoce que su vida ya se ha transformado.

La experiencia de encontrarse en las islas encantadas fue un “cambio de vida“, dice el chef. Encontrarse en un espacio en el que la naturaleza y “sobretodo los animales no le tienen miedo al hombre“ fue impactante. Esta convivencia entre humano y naturaleza le dejó prendado de las Galápagos.

Pero Estévez vino también para compartir sus experiencias culinarias y combinarlas con charlas. La conferencia que dictó se tituló Reeditando las cocinas relegadas de América –junto a Henry Richardson-.

El evento tuvo por objetivo mostrar que la gastronomía de América Latina tiene un potencial enorme que únicamente ha carecido de mercadeo. “Me llama tanto la atención que la cocina ecuatoriana no sea tan conocida“, menciona Estévez, al considerar la diversidad de regiones y cocciones que se preparan en el país.

Pero para el chef, quien ha visitado de forma continua el Ecuador desde hace ocho años, la gastronomía ecuatoriana ha tenido una evolución importante. “Para empezar hace ocho años no había congresos, ahora de aquí a diciembre hay unos cinco entre Quito y Guayaquil“.

Pero más allá del movimiento interno que ha surgido con catedráticos e investigadores, Estévez recalca que la cocina ecuatoriana ha tenido una estrategia “inteligentísima“ para dar el salto que ha dado en estos últimos cinco años. Para el venezolano la apuesta hacia los productos ha sido crucial “ahora la gente cuando piensa en el camarón piensa en Ecuador“ y opina que sucede lo mismo con el cacao.

Lo que falta, explica Estévez, es que se conozcan los platos “la gente viene atraída por la belleza del lugar pero no saben que en el mercado se puede comer, por ejemplo, un buen hornado“.
Su platillo ecuatoriano favorito no es una respuesta que entrega fácil. Pero dice que hasta le encanta el Yahuarlocro y se confiesa un enamorado de la comida local.

El chef encuentra en los conocimientos técnicos de la cocina ecuatoriana un tesoro que busca internacionalizarse, “solo en la forma de preparar el verde tienes para hacer un libro“ concluye.

Estévez brindó también una cena en el restaurante Marcus de la Universidad San Francisco de Quito, en donde presentó cuatro platillos de la alta cocina de Venezuela a cerca de 70 invitados, la noche del martes. Su última misión en el país es servir de jurado para la Cena de la Rosa que tendrá lugar el viernes, 29 de mayo.

Lo que más le ha impresionado al venezolano, quien ha sido jurado de este evento en cinco ocasiones, es la capacidad de innovación de los restaurantes ecuatorianos puesto que asegura que evolucionan cada año.

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