El hallazgo de aves en el Ecuador se estancó

Un ave de cabeza verde y cuello color azul intenso llamó la atención del investigador Francisco Sornoza hace un año, cuando visitaba el Cerro de Arcos, en la provincia de El Oro. La coloración de su cuello era algo que no había visto antes en los ejemplares de la especie a la que suponía pertenecía este colibrí.
El investigador tomó una foto y la compartió con otros colegas, sin imaginar que su encuentro marcaría el hallazgo de una nueva especie para el Ecuador, después de casi 20 años sin tener descubrimientos de aves en el país.

En mayo del 2017 se iniciaron las expediciones para encontrar más especímenes. Después se realizaron análisis de cantos, genéticos, recolección de más información en campo y mediciones en el país y en el extranjero para asegurarse de que realmente se trataba de una nueva especie.

Tras todo este trabajo, este año ya se publicó el artículo a cargo de Sornoza y un equipo conformado por Juan Freile, Jonas Nils, Niels Krabbe y Elisa Bonaccorso. Este hallazgo es de gran importancia para el país, dice Bonaccorso, ya que no se había descrito una nueva especie desde el año 2000.

La bióloga evolutiva y profesora de la Universidad San Francisco de Quito (USFQ) explica que la falta de hallazgos de nuevas aves en los últimos años se debe a que este es un grupo muy estudiado en el mundo y el país. Los reptiles y los anfibios, por otro lado, son los que más se están descubriendo en la actualidad debido a lo poco que se conoce.

Bonaccorso cree que pueden encontrarse nuevas especies en el sur y suroccidente del país, donde la investigación ornitológica ha sido menor frente a otras zonas.

Actualmente, existen 1 691 especies de aves en Ecuador. En América del Sur, solo Colombia, Brasil y Perú superan esta cifra y mundialmente solo Indonesia está por encima de este país.

Juan Freile, quien es también autor del libro ‘Aves del Ecuador’, explica que la mayor parte de estos animales fue descrita hasta la década de 1940. Los descubrimiento desde los años 50 “son fruto de la suerte del investigador en zonas poco conocidas” y a causa de las investigaciones más específicas de las relaciones de los grupos de aves.

“En ornitología estamos en un estado de conocimiento más avanzado”, dice Freile, quien desde el 2005 organiza las reuniones ecuatorianas de ornitología. En estos eventos se reúnen investigadores, observadores y aficionados al mundo de las aves. A través de estos eventos, se crea el espacio para que se fortalezcan los vínculos y puedan surgir iniciativas o proyectos.

Para Freile, a pesar de que no son muchos los investigadores que se dedican a estos animales, existe una comunidad creciente de pajareros y observadores. La observación de aves, a diferencia de lo que pasa con reptiles y anfibios, dice, permite tener un grupo de personas más heterogéneo.

Bonaccorso coincide con que “hay gusto por observar las aves”. Ahora lo que se busca es que estas personas traten de estudiar las aves en un ambiente un poco más científico, para generar más datos que estén disponibles para estudios mas profundos sobre los peligros y distribuciones de estos animales. Freile explica que también están trabajando en la actualización del ‘Libro Rojo de aves’, que se prevé saldrá en el año 2019.

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