El amor indígena

El amor familiar se traduce en “respeto”, indica Jaime Maldonado, profesor de kichwa de la Universidad San Francisco de Quito.
Los hijos acatan las decisiones de los padres y evitan contradecirles. La relación puede ser vista como un tanto “cerrada”; es decir, no muy demostrativa. 
En este contexto, Conejo explica que no se decía normalmente “te amo” o “te quiero”, pero que al estar los padres pendientes de los hijos “ahí está la expresión del sentimiento”.
Sin embargo, algunas cosas han cambiado. “Antes se daba estrictamente la obediencia y no podías hacer un acercamiento, eso es lo que noto entre mis papás y mis abuelitos”, comenta Apaiky Alta, de 18 años, quien acota que ahora “la relación es más abierta (…) todavía se mantiene el respeto, pero conversamos más”, dijo al diario La Hora. 
Acercamiento. El Shawary Raymi, como también se conoce al matrimonio indígena, es un conjunto de complejos rituales que fusionan la religión católica  y las creencias andinas. 
Esta es una de las fiestas familiares más importantes y la más larga. En el sector urbano estos rituales poco a poco han ido perdiéndose, pero en las comunidades rurales mantienen todavía esa tradición. 
Entre los rituales que todavía se preocupan están el palabray, maky mañay, yaykuy, ñawi mayllay, fandango tushuy.
Maky Mañay. El escenario para esta celebración indígena empieza cuando el novio y su familia cerca de las diez de la noche llegan bailando a ritmo del yaykuy hasta la entrada de la casa de la novia. 
La familia que llega le lleva a la novia y a los suyos variados productos, reseña el periódico de Imbabura El Norte.
“Anteriormente la celebración del matrimonio duraba hasta ocho días seguidos, recuerda José Manuel Catañeda, habitante de la comunidad La Compañía.
El primer día del matrimonio se lo celebra en la casa del novio; al día siguiente en la casa de la novia, y el tercer día la fiesta está a cargo de los padrinos”, explica Lourdes Conterón, habitante de la parroquia San Juan de Ilumán. 
Los matrimonios indígenas poco a poco han ido adquiriendo valores de culturas foráneas. 
Por ejemplo, anteriormente era impensable que en los shawary haya caballeros y damas de honor para la ceremonia religiosa, y mucho menos bailar el vals en la fiesta, además el velo y el traje no eran necesarios. 
Estas expresiones culturales aún mantienen viva la cultura kichwa, y es necesario trasmitirlas a las nuevas generaciones, manifiesta el antropólogo Jaime González. 
Otro de los elementos importantes de esta fiesta es el arpero, quien acompaña a los padrinos en toda la fiesta. Con la música que este entona se realiza el ritual más importante de la celebración: el ñawi mayllay o lavado de cara de los novios. 
En este ritual de purificación se requiere de ortiga y flores. Allí además participan los padres de los novios y los padrinos.  


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